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"No hay manera de tomarse en serio esta crisis cuando yo me siento a escribir esta pieza el jueves 11 de junio y resulta que en mi Comunidad vuelve a ser fiesta, lo cual invitará a muchos ciudadanos a tomarse libre mañana, viernes –es decir, a hacer puente–, y a no reincorporarse a sus tareas hasta el lunes 15. Esto no es algo excepcional, sino la norma. En Madrid, en menos de tres meses, fue festivo el 19 de marzo, jueves, con el consiguiente puente hasta el lunes 23; a continuación, el viernes 3 de abril se inició la “operación salida” de Semana Santa, la cual terminó aquí el lunes 13, pero en muchas zonas del país el martes 14; el viernes y sábado 1 y 2 de mayo volvieron a ser fiesta, y de nuevo lo fue el viernes 15 de mayo, San Isidro; y, como si todo esto no bastara, hoy otra vez, Corpus Christi (?). Esto significa que entre el 15 de marzo y el 15 de junio, han sido más o menos inhábiles 39 fechas, contando sábados, domingos y la Semana Santa entera (pero no el Lunes de Pascua). O, lo que es lo mismo, el 43% de los días, cerca de la mitad de los transcurridos.Las fiestas laborales - retribuidas y obligatorias - no pueden superar las catorce al año, y vienen reguladas por el art. 37.2 del Estatuto de los Trabajadores, y por un alambicado Real Decreto de 1983. El calendario de festivos es cosa de tres administraciones distintas, e incluye un expediente tan carpetovetónico como el traslado a los lunes. ¿A quién no le ha tocado alguna vez la imposible tarea de explicar a algún cliente o proveedor extranjero que tal lunes no se trabaja por, ejem, traslado de festivo?
(...) ¿Es esto serio? ¿Es aconsejable? ¿Es propio de una sociedad inmersa, según se nos repite a diario con cabellos mesados y vestiduras rasgadas, en la más grave emergencia económica desde la Segunda Guerra Mundial? ¿Tiene algún sentido que la producción y la actividad se interrumpan a lo bestia, cada dos por tres? (Y ya verán cómo en verano ninguna población suspende sus jornadas de holganza y ruido llamadas “fiestas patronales”.) Entre las medidas contra la famosa crisis, ¿cómo es que ni a un solo político se le ha ocurrido revisar el disparatado calendario y alterarlo temporalmente?"
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