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Según un estudio reseñado por The Lawyer, los abogados son ahora menos inteligentes en comparación con la persona media que hace una década.
Se trata de una comparativa de las puntuaciones de coeficiente intelectual entre los letrados y otros profesionales nacidos en 1958 con los nacidos en los años 70. La conclusión, apreciados compañeros de mi generación, es que somos un poco menos listos, o dicho de manera más cruda, bastante más cenutrios. Es lo que nos pasa por estar todo el día colgados del Facebook, LinkedIn, Twitter y demás chupetes para adultos. ¿O fueron los excesos nocturnos los que ahora pasan factura? Que cada cual se imagine el motivo, si su cerebro aún le da algo de sí.
En fin, se suele decir que la inteligencia es patrimonio de unos pocos. Teniendo en cuenta la masificación que sufre la abogacía, parece claro que la inteligencia se está diluyendo en nuestro oficio en la correspondiente proporción.
Actualización: Debo ser el más tonto para que alguien me fusile el título de esta anotación. Quod erat demostrandum.
Actualización II: 12 comentarios en Menéame.
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