Siempre me ha parecido graciosa la frase con la que pretenden amedrentar los famosuelos del cuché a sus rivales cuando se fingen insultados o calumniados: “Esto está ya en manos de mis abogados”. Así, en plural, cuando realmente solo haya un letrado, o incluso ninguno, a cargo de los intereses del sujeto en cuestión. Pero decir mis abogados evoca un batallón de fusileros prusianos presto para el ataque, mientras que mi abogado no suena tan belicoso, y claro, lo primero acongoja más.

Si el amable lector quiere pronunciar alguna vez la frase: “Esto está en manos de mis ochenta y seis abogados”, no tiene más que seguir estas sencillas instrucciones:

1. Múdese a una remota aldea africana y cásese 86 veces. Sí, con 86 mujeres, a razón de un matrimonio con cada una de ellas.


2. Viva con ellas. Exacto, con las 86.


3. Tenga 170 hijos. Esto no es preceptivo, pero verá la alegría y el sano alboroto infantil que traen a su hogar.


4. Espere a que un tribunal islámico le condene a muerte por sobrepasar (notablemente, diría yo) la cifra máxima de casamientos por barba que dispone el Corán.


5. Organice una coalición de derechos civiles, acuda al juicio con sus 86 esposas, y haga que cada una de ellas venga acompañada de su correspondiente letrado, para defender uno por uno, cada respectivo vínculo matrimonial, del primero al octogésimo sexto.

Quizá el plan le parezca asaz alambicado. Pero otros lo han conseguido ya, como Mohammadu Bello Abubakar, un brioso nigeriano de 84 años que sin duda hace honor a su primer apellido. Si él pudo, usted también. ¡Ánimo!

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