El escándalo de Coslada y el capitán Renaud
Hace algún tiempo solía acudir con cierta frecuencia a los juzgados de Coslada, y había oído historias de terror y rumores de cafetería acerca de los policías locales de esa ciudad, que siempre han tenido fama de tipos duros. Pero no podía imaginarme cuánto.
Sobre este asunto acierta, como siempre, mi admirado
Sevach al
comparar el escándalo de la mafia policial de Coslada con una violenta anécdota atribuida a Pancho Villa, y al recordar que las autoridades municipales tenían a su disposición un arsenal sancionador (el
Reglamento de Régimen Disciplinario de los Funcionarios de la Administración del Estado, entre otras normas sancionadoras) que no supieron o no quisieron utilizar.
La actitud de los munícipes que no aplicaron medidas en vía administrativa al virrey policial y cacique mafioso, que llevaba décadas a sueldo del contribuyente (complementado por las amables
donaciones de numerosos bares y locales de alterne), recuerda también una célebre escena de Casablanca.
El capitán Renaud ordena desalojar el café de Rick, y éste le pregunta: «¿Con qué derecho me cierra usted el café?». El policía le contesta con aire ofendido: «
¡Qué escándalo! ¡Qué escándalo! He descubierto que aquí se juega». Justo en ese instante un crupier le entrega discretamente un fajo y le susurra: «Sus ganancias, señor». Sin perder la compostura, Renault le da las gracias y grita: «¡Todo el mundo fuera!»
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