El short selling es una estrategia bursátil que trata de aprovecharse de una posible caída en el precio de un determinado valor. La técnica es la siguiente: tomas acciones en préstamo a través de un intermediario financiero, las vendes, y utilizas el dinero proveniente de la venta como garantía del préstamo hasta que caiga el precio de la acción. Si esto ocurre, compras de nuevo las acciones a un precio inferior utilizando la garantía, y devuelves las acciones que tomaste prestadas a tu intermediario (más los intereses y corretajes correspondientes).

Pero tan ingeniosa técnica se convierte en algo más sórdido cuando la protagoniza un despacho de abogados que demanda a una gran empresa con la intención de que el mero anuncio del pleito haga caer el precio de sus acciones. Al margen del aspecto deontológico, cabe preguntarse si estamos ante un caso de uso de información privilegiada. No parece, puesto que el despacho litigante no cuenta con datos secretos internos que utilice torticeramente, sino que juega con el propio efecto acongojante de sus actuaciones profesionales. Más en PointofLaw.com.

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